«Tanto el pensamiento como el criterio del diseñador tienen que ser cambiados, es necesario el desarrollo de conciencia, valor y respeto hacia todos los grupos que componen la sociedad, sin discriminación o exclusión alguna.»
El diseño nace, consciente o inconscientemente, como la cultura de la industria. El diseño de las primeras décadas del siglo XX apareció como esta gran fuerza transformadora que, además, no se limitaba a los aspectos estrictamente productivos, técnicos o estéticos: el diseño nace cargado con una voluntad de transformación social. (Chaves, 2001)
El diseño, además de resolver un problema y de prestar un servicio, tiene conciencia de sí mismo en tanto que genera conocimiento desde el hacer, y más allá de eso, incluye una reflexión sobre la relación con el mundo, así como el modo de entender las relaciones sociales, de producción y de consumo. Es también una reflexión sobre la forma de manifestación en términos culturales, estéticos, ideológicos y hasta cierto punto, económicos.
Dentro del panorama que se da en el proceso de formación superior de las instituciones en el país, se puede observar que el enfoque de enseñanza es privilegiado mayoritariamente al aprendizaje y especialización de la ejecución técnica, con esto el contenido teórico humanístico es desdibujado, dejando de lado las necesidades reales hacia quien está dirigida esta producción creativa.
En la disciplina del diseño, existen conceptos que se conjuntan al momento de experimentar con el resultado final, como lo son; emociones, sensaciones, interacciones, experiencias, etc., ya que este es capaz de llevar al individuo a experimentar desde un ambiente más propicio al momento de, por ejemplo, aprender, recibir un servicio de manera satisfactorio y menos intimidante, hasta conducirlo a lograr ser más respetuoso con el medio ambiente.
Pereda (2018) en su libro Emociones y Diseño menciona que, los actos de comunicación humana son capaces de detonar procesos emocionales y afectivos en las personas, así como los mensajes ocultos en los objetos también poseen dicha capacidad. Sin embargo, aquello que surge como respuesta o reacción al lenguaje de los objetos es siempre de carácter interno y subjetivo.
La comunicación y comprensión semiótica de los objetos desde el diseño requiere de una optimización tanto por parte del emisor, como del receptor, así como de la síntesis y decodificación de los mensajes que el objeto transporta, es por esto que, cuando un mensaje es intercambiado entre individuos que hablan el mismo idioma, estos suelen experimentar su relación con el mundo objetual de maneras similares.
Pereda (2018) comparte que, si los seres humanos se constituyen y actúan en gran parte desde sus sentimientos y emociones, resulta importante pensar entonces en el papel que estos juegan y/o podrían jugar en la concepción del mundo artificial, es decir, en esos espacios, objetos y elementos gráficos que los rodean y que integran el contexto en los distintos escenarios en los que el ser humano se desenvuelve cotidianamente.
Si los proyectos de diseño se llevarán a cabo conforme a estos estudios y reflexiones, así como desde la consideración a cualquier individuo de la sociedad, hombres, mujeres, pertenecientes a la comunidad LGBTQ+, y en particular, a los que se encuentran dentro de un grupo con alguna condición de discapacidad, el proceso no solo de conceptualización sino, también, de análisis y desarrollo de proyectos sería adecuados para todos, llevando la disciplina creativa, a un nuevo nivel.
Para llegar a esto, el diseño necesariamente tiene que estar cargado de voluntad, de transformación social, incentivando la inclusión, para con esto, detener el hecho manifiesto de no ser tomados en cuenta por considerarlos minoría.
La definición que se tiene por el término inclusión, busca lograr que todos los individuos o grupos sociales, puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos en la sociedad.
Desde lo abordado por Richard Sandell (2003), se menciona el gran impacto que los museos tienen justo a todo esto, que es, la inclusión desde lo social, ya que, conforme al valor y sector que representa, deberían tener presente el propósito, razón y motivo que ocupan dentro de la sociedad.
Para que los museos se conviertan en verdaderos espacios de inclusión, se requiere de un cambio profundo y extenso, con el propósito principal, de generar una consideración cultural significativa, más allá de los intereses y realidades políticas y/o sociales.
Es por esta razón, que, desde lo ya mencionado, es importante que dentro de la currícula de las disciplinas que aborda el diseño, se profundice y atienda la investigación en el diseño y las artes más allá, llevándolo a la práctica y entendimiento también de áreas relacionadas al comportamiento y condición humana.
Borgdorff (2005) en su debate sobre la investigación en las artes menciona que el arte es siempre aprender de los descubrimientos y experiencias que ya han adquirido otros.
Partiendo de ahí, la investigación debe provenir desde los precedentes que esta nos ha heredado. Pero cuando la profundización sobre el tema a desarrollar pasa a segundo término, este perderá y carece de sustento, pues es la investigación misma la que debería de ser el punto de partida al momento de comenzar el proceso creativo y no únicamente lo estético.
Desde lo planteado por Borgdorff (2005) desde las artes, considero el tomarlo desde que los estudiantes y profesionistas del diseño, deberíamos situarnos en estos tres tipos de investigación al momento de desarrollar un proyecto; la investigación sobre, para y en las artes.
La primera, nos indicaría entonces, que, al ser la investigación sobre las artes, tiene como objeto de estudio la práctica en sí. Refiriéndose al tipo de investigación que propone obtener conclusiones que resulten válidas sobre la práctica misma. Este tipo de investigación parte desde disciplinas afines a las humanidades y tienden a la “reflexión e interpretación”, ya sea desde lo filosófico, estético, histórico, crítico, deconstructivo, entre otros.
Esto permitiría entonces, como primer punto, un análisis reflexivo y profundo al momento de investigar los antecedentes y proceder hacia el proyecto que estemos desarrollando.
Como segundo en la lista, Borgdorff (2005) menciona que la investigación para las artes se describe como la investigación aplicada, y no es precisamente el objeto de investigación, sino más bien, el objetivo de esta. Aportando descubrimientos e instrumentos que tienen que encontrar su camino hacia determinadas prácticas de manera concreta.
Siendo el estudio de la propuesta desde el desarrollo y explicación de la técnica a utilizar, ya sea desde lo estético para el proyecto, así como de la funcionalidad del mismo.
El diseño, al momento de concebirse, si lo analizamos con detenimiento, se encuentra inserto en una dimensión específica del ser humano, que es su comportamiento y características, ya que este se encuentra justo en el centro del mismo proceso creativo, dando origen a un nuevo elemento de diseño.
Para el tercer punto, se encuentra la investigación en las artes, la cual se refiere a la investigación no se separa de la práctica al momento de diseñar, ya que esta forma parte de la misma al momento de ejecutar el proceso creativo.
Si anterior a esto, se llevó a cabo de manera adecuada una investigación formal sobre el tema y proyecto a desarrollar, considero que este punto se puede llevar a cabo de manera satisfactoria y sustentable, de otra manera, carecería de validez y profundidad.
Borgdorff (2005) explica que, dentro de las artes, existen términos precisos conforme a cada actividad, dentro del mundo de las artes, se puede entender la diferencia entre lo bidimensional, lo tridimensional, lo audiovisual, etc.
Desde la investigación artística, el objeto, proceso y contexto permiten una distinción clara al momento de abordar en específico los apartados de esta.
Tomando esto para con el diseño, el objeto sería, su composición, diseño, estructura, argumento y materiales. El proceso parte desde la producción, desarrollo, concepto y pruebas. Como último, el contexto hace referencia al momento de encuentro con el usuario final, el entorno e industria en donde se desenvuelve este.
Si se tomaran en cuenta todos estos puntos al momento de desarrollar un proyecto, el resultado tendría una amplitud mucho mayor de la que en ocasiones se lleva a cabo por saltarse alguno de estos pasos desde la practicidad, falta de interés o tiempo.
La práctica artística, como lo menciona Borgdorff (2005), puede ser calificada como investigación cuando su propósito es ampliar nuestro conocimiento y entendimiento a través de una investigación original. Desde ahí, si como diseñadores investigamos de manera auténtica nuestro proyecto de manera propositiva y amplia hacia todos los grupos en la sociedad y no solo desde lo estético y a modo de producción en masa, sería posible beneficiar, incluir y aportar algo menos imitativo y si más propositivo.
Tanto el pensamiento como el criterio del diseñador tienen que ser cambiados, es necesario el desarrollo de conciencia, valor y respeto hacia todos los grupos que componen la sociedad, sin discriminación o exclusión alguna.
Es necesario y crucial que, desde la formación académica, el tema sobre las múltiples situaciones de discapacidad, condiciones y orientaciones sea abordado, para que pueda ser estudiado y analizado de manera obligatoria en cualquier modalidad del campo de acción del diseño, con ello, los estudiantes, futuros profesionistas y estudiosos del tema, puedan tomar las consideraciones adecuadas para realizar propuestas desde la no discriminación y si, desde lo incluyente.
El diseño puede ser una disciplina que sirva como factor de cambio si se lleva a la acción partiendo desde la conciencia social plena, beneficiando tanto a la disciplina como a la sociedad en general, ya que estos entenderán que las barreras que enfrentan muchos grupos dentro de esta sociedad, están limitadas en conocimiento sobre muchos temas y sucesos.
Referencias
Benjamin, W. (2021). París, capital del siglo XIX. España: José J. de Olañeta Editor.
Borgdorff, H. (2005). Blog FAD UNAM. Recuperado el 6 de Diciembre de 2022, de Blog FAD UNAM: http://blogs.fad.unam.mx/asignatura/adriana_raggi/wp-content/uploads/2015/01/El-debate-sobre-la-investigaci-n-en-las-artes-2.pdf
Chaves, N. (2001). El oficio de diseñar. Propuestas a la conciencia crítica de los que comienzan. Barcelona: Gustavo Gili.
Pereda, D. (2018). Emociones y Diseño. Sensaciones, percepciones y deseos. México: Designio.
Sandell, R. (2003). Social inclusion, the museum and the dynamics of sectoral change. University of Leicester, 45-62.